La riqueza de la historia y la literatura hace que todos o prácticamente
todos conozcamos la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como ‘El
Cid Campeador’, aquel caballero que cuentan que
una vez muerto a mediados del 1099 fue montado encima de un caballo para asustar a los musulmanes, sabedores de los grandes triunfos que había
cosechado en tantas batallas hasta el punto que huyeron presos del pánico por la simple presencia de esa figura, la del Cid.
una vez muerto a mediados del 1099 fue montado encima de un caballo para asustar a los musulmanes, sabedores de los grandes triunfos que había
cosechado en tantas batallas hasta el punto que huyeron presos del pánico por la simple presencia de esa figura, la del Cid.
Cid, una palabra que proviene del árabe dialectal ‘sidi’ y
cuya traducción vendría a ser señor, una palabra usada para expresar el respeto
hacia esa persona, una palabra que quizás deberíamos usar para nombrar al
argentino Lionel Messi, como si de una gesta estuviéramos hablando por lo visto
en el día de ayer en el Camp Nou.
En un momento tan delicado como el vivido ayer, con un once prácticamente
de circunstancias con un Adriano tocado y ubicado en una posición que no es la
suya, un Xavi que a pesar del 100% de acierto en sus pases, 106 buenos de 106
posibles no tenia la fluidez habitual y del que parece que aun andaba tocado,
un Pedro que forzaba para estar disponible o un Cesc con la cabeza puesta en la
maternidad de su esposa en una clínica cercana al Camp Nou, Tito Vilanova como
si de Doña Jimena se tratara decidió poner al héroe en el terreno de juego,
aquel al que algunos ya conocemos también como Totín o el Hombre-Perro gracias
a aquel maravilloso relato del periodista argentino Hernán Casciari que a
tantos nos emocionó, ponía su puesta en escena sembrando algo que no habíamos
visto nunca en el futbol, el pánico por una simple presencia.
Los jugadores del PSG como si de los musulmanes o moros se
trataran retrocedieron 4 metros sus líneas con un objetivo claro en la cabeza,
que acabara eso cuanto antes y volver a Paris con el billete para semifinales.
Pero tan solo ocho, ocho minutos tardo el ‘Cid Messi’ en dar la vuelta el
asunto, inventando una jugada que él mismo inicia marchándose de dos guerreros
y cediendo la espada a sus escuderos Villa y Pedro para que éste último pusiera
el gol que les diera la victoria en la batalla.
El ‘Cid Messi’ y sus fieles escuderos ganaron la batalla
ante las tropas francesas de Carlo Ancelotti pero no la guerra, y antes de
disputar la batalla final por la Conquista del continente Europa habrán dos,
dos batallas más de como mínimo 180 minutos de las que aún desconocemos el
rival, quizás las tropas de Westfalia o las todopoderosas de Baviera, pero
cuidado porque las tropas de Castilla también están al acecho con sed de
venganza por la derrota en el 2011, pero habrá que esperar a mañana antes de
saber el rival del ‘Cid Messi’ y sus fieles escuderos.