Jordi Roura está siendo muy cuestionado estas últimas semanas en las que los resultados no han acompañado al F.C.Barcelona en las grandes citas de la temporada. No hay más que ojear la prensa deportiva y escuchar las tertulias radiofónicas para darse cuenta que el segundo entrenador azulgrana se está llevando el grueso de las críticas por las desconexiones del equipo durante los últimos partidos. Se le achaca no arriesgar en las alineaciones, insistir con Iniesta en la banda o realizar los cambios tácticos o de jugadores demasiado tarde. Yo creo, estoy convencida, que estas críticas son totalmente injustas y ahora procedo a argumentar el por qué.
Roura era el asistente de Luis Enrique hasta que, al irse el asturiano a La Roma, lo fichó Guardiola para hacer los análisis de los partidos y los informes de los rivales. Cuando Tito Vilanova se hizo cargo del primer equipo él pasó a ser el segundo entrenador. El Barcelona ha hecho la mejor primera vuelta de la historia de la liga, consiguiendo 55 puntos de los 57 posibles. Sólo cedió un empate en 19 partidos disputados, y fue en casa contra el Real Madrid. Pero como todo el mundo sabe, el 19 de diciembre Tito recae de la enfermedad que le lleva torturando más de un año. Y este hecho, tan desgraciado como excepcional, lo cambia todo.
Después de la operación a la que Vilanova fue sometido, el técnico de Bellcaire se reicorporó con mucha celeridad a la rutina del equipo. Pero para una mejor recuperación, Tito Vilanova ha tenido que irse a Nueva York para recibir un agresivo tratamiento que, esperamos todos, que acabará con su enfermedad. Roura forma un tándem perfecto con Tito, tienen la complicidad de quienes se conocen desde niños y son muy buenos amigos. Pero lleva más de un mes sin su amigo en los entrenamientos, en las charlas, en el vestuario y en el banquillo.
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