4 de mayo de 2013

'Green Pride'


Llegaban los Celtics a esta eliminatoria sin el cartel de favoritos, algo que había quedado bastante claro en Regular Season, contra unos Knicks en plena forma, que les sacaban 13 partidos durante la competición. La veteranía de los de Rivers no fue suficiente en los primeros partidos. Boston comenzó la serie 3-0 abajo, con tres partidos, en los que anotaron, 78, 71 y 76 puntos respectivamente, lo que fue insuficiente ni siquiera para llevarse un enfrentamiento, y es que como todos sabemos, el juego de New York está caracterizado por su alta anotación.

En el primer partido, el tercer cuarto fue determinante, en el que los Celtics anotaron sólo 8 puntos, con lo cual perderían el partido a pesar de haberse ido ganando al descanso. Un Melo estelar marcó el primero, al igual que el segundo y el tercer partidos con una tormenta brutal de anotación. Lo cual no ayudaba a su equipo en ciertos momentos de fallo del alero, tiene demasiados galones, lo cual puede que nuble a los Prigioni o Shumpertdemostró la calidad que llevan sus muñecas con un magnífico sexto partido. JR Smith también fue determinante con un muy alto porcentaje de acierto en el primer y segundo partidos. Lo que unido al cuarto cuarto del ‘Game 2′, con 9 puntos para los verdes, fue absolutamente decisivo para no perder el factor cancha.
Llegaban los Knicks al TD Garden para quedarse a un partido de pasar de fase, y vaya si lo consiguieron. ‘Melo’ no estuvo tan fino como las dos noches anteriores, pero las malas series de tiro de ‘KG’ y Pierce dieron alas a los de Woodson. A pesar de las altas anotaciones de Green tanto en este como los anteriores, no dispusieron de las opciones suficientes.
La serie pendía de un hilo para los Celtics, pero supieron reaccionar, dando un golpe sobre la mesa en el cuarto encuentro. La ausencia de JR Smith por la agresión a Terry en el tercer partido y la pésima serie de tiro de Carmelo, 10-35, pudieron ser las claves para que un partido prodigioso en ataque de Pierce, bien secundado por Green, forzara la prórroga. Una vez allí, ya saben todos como se las gastan los aficionados del antiguo Boston Garden, el famoso ‘Let’s Go Celtics’ coreado por la grada fue suficiente incluso para despertar de su letargo a ‘Jet’ Terry, que cerró el partido a base de canastas como las que veíamos en sus mejores tiempos en Dallas. Así Boston, se libraba de su ‘entierro’, como lo calificaron algunos jugadores de Knicks.
Seguían siendo aún las esperanzas bastante débiles, pues ningún equipo ha levantado jamás un 3-0. Tocaba el punto más complicado de la serie. El ‘Win or Home’ asolaba a los Celtics, que además lo hacían fuera de casa, pero eso pareció ser poco para un equipo que presentó un partido muy equilibrado, Bass, Garnett, Green, Pierce y Terry anotaron más de 15 puntos cada uno, sumando 18 rebotes a la actuación del ’5′. La confianza de los aficionados Celtics crecía día a día, y es que el sexto partido se disputaba el feudo céltico. Dejaron la serie en 3-2.
Empezó el juego igual que el anterior, perdía Boston por más de 10 puntos en el primer cuarto, llegando al increíble dato de tener más pérdidas que tiros convertidos, lo cual se mantendría durante todo el partido. Hicieron la ‘goma’ los de Rivers, llegando a situarse 18 puntos abajo, aunque sería recortado al descanso. Pero el tercer cuarto sería la continuación del primero, pérdidas de balón y fallos incomprensibles, que llegaron a situar a Knicks con una ventaja de más de 20 puntos. Momento del punto de inflexión en el enfrentamiento.
Los aficionados Celtics perdían la esperanza al ver saltar al campo a los suplentes de su equipo, pero estoy convencido de que en lo más profundo, aún existía una mínima confianza, que fue hacíendose mayor a cada segundo que restaba del final. El Orgullo Verde en estado puro inundaba las calles de Boston, el pasado histórico de esta franquicia hizo a los jugadores concienciarse de que no podían irse a casa sin haberlo dado todo y así lo hicieron. Bradley, jugando lesionado, fue el jugador fiero que todos conocemos, hasta ese momento con 0 puntos, emergió de las profundidades para anotar 10  puntos con 3 robos incluidos para un parcial de 24-2 que endosarían los locales a New York. No había circulación en Knicks, los nervios atacaban, con tiros precipitados, y dejando a Boston a sólo 4 puntos y con posesión. Momento en el que el partido cambió de rumbo, momento, por qué no decirlo, en el que mi corazón estuvo a punto de estallar de la tristeza de que nos íbamos a casa, pero también de alegría, de saber que ningún otro equipo conocido es capaz de ser dueño de este espíritu. Sólo se me ocurrió levantarme del sofá, aplaudir y agradecer su carrera a Pierce, Garnett, y Rivers y la temporada al resto de jugadores y cuerpo técnico.
Porque ayer Dios bajó al TD Garden disfrazado de ‘Green Pride’.
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