Han
pasado 24 horas desde las explosiones en la línea de meta de la maratón de
Boston. 24 horas en las cuales he podido ir recopilando la información necesaria
para luego escribir estas líneas. No
pienso caer en hablar de política, de
asesinos locos o simplemente locos. Tampoco voy a dar nada que no se conozca
ya. Destacare lo más importante, eso sí. 3 personas que perdieron la vida, 176
personas heridas de diversa consideración entre las cuales podemos contar unas
17 en estado grave. Una vez más el deporte sufre un atentado. Entre los que he
podido sentir que han sufrido, el que más me suena es el de Múnich en 1972.
Aquel salió por todas las televisiones. El Grupo terrorista palestino
denominado Septiembre Negro acabo con la vida de 12 deportistas y un policía.
Aquellas olimpiadas solo fueron suspendidas 24 horas. Otro dato es Atlanta 96.
Este es más similar, ya que una bomba provoco 2 muertos y 110 heridos. Dejare
de mirar, no merece la pena darles más relevancia a los que provocaron el mal.
La relevancia es de los deportistas. Luchadores natos que dan su vida en la búsqueda
de algún reconocimiento. Gente que no mira más allá que sus propias metas, solo
alcanzables por ellos. Mi más sincero pésame hacia los fallecidos y toda la
fuerza que les puedo enviar a los heridos. (Por cierto, el de la foto de arriba es Joe Andruzzi, jugador de la NFL, que asistiendo como publico no dudo ni un momento en ayudar a los heridos)